El impacto social y financiero de tener una mujer presidenta en México
Hoy las niñas que sueñan con ser presidente, saben que su sueño es posible. ¿Qué implicaciones tiene para el país este hito histórico? Descúbrelo en este blog.
Les escribo este blog antes de conocer los resultados de la Elección presidencial 2024, y con la misma objetividad con la que he realizado una sencilla cobertura desde que inició la contienda electoral. Con esta misma visión quiero compartirles esta reflexión sobre las implicaciones que tiene para las y los mexicanos que por primera vez se escriba en los libros de historia el nombre de una mujer presidenta.
El camino de las mujeres hacia la silla presidencial ya llevaba varios años en construcción, si pensabas que esta fue la primera vez en la que dos mujeres se enfrentaron para este cargo, aquí te comparto una breve historia de las mujeres que prepararon el camino hacia la presidencia de la República:
Rosario Ibarra de Piedra, activista que compitió en dos ocasiones en 1982 y 1988 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores.
En 1994 fue la primera vez que tuvimos a dos mujeres en la boleta, sus nombres eran Marcela Lombardo y Cecilia Soto, ambas políticas de izquierda.
En 2006 Patricia Mercado se presentó como fundadora y candidata del partido Alternativa Socialdemócrata.
En 2012, Josefina Vazquez Mota fue la elegida para representar al Partido Acción Nacional (PAN), la candidata que más votos obteniendo de todas las contendientes que habían participado hasta el momento.
En 2018, Margarita Zavala fue candidata independiente y renunció a la candidatura antes de llegar el día de la elección.
Las Elecciones de este 2024 plantearon por primera vez una contienda en donde el nombre de las candidatas dominó el ambiente electoral, donde las estructuras políticas de cada partido en su respectiva coalición se volcaron a apoyar a las mujeres, y donde el eje de los discursos puso el foco en el “tiempo de las mujeres”.
Tener a la primera mujer presidenta en México no sólo es un hito histórico, sino que también representa un cambio en la visión del país desde una perspectiva femenina.
Aquí siempre se los he dicho, las mujeres tenemos una perspectiva diferente sobre la economía y la sociedad porque las experimentamos de forma diferente; nuestra historia económica está marcada por una independencia financiera tardía, gastamos más (impuesto rosa), ganamos menos (brecha salarial) y concentramos la mayor parte (2/3) de los trabajos de cuidados y del hogar. Esta última también es la razón por la que nuestro papel en la sociedad está orientado hacia la maternidad y los cuidados asignando, principalmente a las mujeres, un rol social de vinculación al hogar.
Estoy segura que si yo le contara a mi abuela que tuvo 11 hijos que algún día una mujer llegaría a ser presidenta de México, no me lo creería.
Con el triunfo de la primera mujer presidenta de México, ahora las mujeres mexicanas sabemos que podemos alcanzar el más alto puesto de poder político, desafiando barreras históricas y culturales que hasta el momento habían limitado nuestra participación. El techo de cristal se ha roto para este puesto público, sin embargo, esto no es suficiente; nuestra presidenta tiene la responsabilidad de ejercer el poder con la misma perspectiva de género que le permitió llegar hasta este lugar.
El escenario de los resultados electorales 2024 abre la puerta a una nueva visión en la toma de decisiones, representa un avance hacia la participación política femenina e inspira a las nuevas generaciones a involucrarse como actores y protagonistas de este ejercicio democrático.
Resultados clave del liderazgo político femenino
El cambio de género en el liderazgo de un país cuyas cifras sobre violencia de género ponen en evidencia el machismo que aún permea en la sociedad, puede enriquecer el enfoque en temas cruciales como la educación, la violencia de género los derechos laborales y la salud. Un estudio de la ONU analizó la representación de las mujeres en los parlamentos de todo el mundo y encontró que los países con mayor representación femenina tendían a tener políticas públicas más enfocadas en el bienestar social.
Un ejemplo conocido es el de Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, quien fue reconocida por un manejo inclusivo y compasivo de la crisis como respuesta a la pandemia por COVID-19.
Ellen Johnson Sirleaf, ex presidenta de Liberia y la primera mujer en ser elegida jefa de estado en África, es otra de las mujeres que ha demostrado que la perspectiva femenina en el liderazgo tiende a ser más inclusiva y conciliadora. De 2006 a 2018, Johnson Sirleaf se enfrentó duros desafíos, desde la reconstrucción de la infraestructura devastada por la guerra hasta la lucha contra la corrupción y la promoción de la reconciliación nacional.
Su enfoque en la estabilización económica y la atracción de inversión extranjera ayudó a revitalizar la economía de Liberia. Además, implementó políticas significativas para mejorar la educación y la salud, especialmente para mujeres y niños. En 2011, su incansable labor por la paz y los derechos de las mujeres fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz.
Las mujeres líderes políticas alrededor del mundo han demostrado que su gestión económica es ágil, oportuna y hábil para calcular los riesgos. Tal vez el caso más conocido y una de mis marcas personales favoritas en el mundo, es Angela Merkel, quien fue la canciller de Alemania desde 2005 hasta 2021.
Durante su mandato, Merkel fue clave en la implementación de políticas de austeridad y en la gestión de rescates financieros para varios países europeos afectados por la crisis de 2008 – 2009. Bajo su liderazgo, Alemania mantuvo un sólido crecimiento económico, con bajas tasas de desempleo y una fuerte balanza comercial; además, promovió la Energiewende, un ambicioso plan para transformar el sistema energético alemán hacia fuentes renovables, lo cual también tuvo importantes implicaciones económicas.
La nueva presidenta de México recibe en sus manos un país de una enorme superficie y diversidad de culturas, con una ubicación privilegiada que conecta “las dos Américas”; recibe a uno de los socios comerciales más importante para Estados Unidos, que también mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con China, un país con una enorme cantidad de recursos naturales y talento humano.
Del otro lado de la moneda sabemos que este es el mismo país que se encuentra fragmentado, dividido y hundido en cifras récord de violencia, donde nos siguen haciendo falta 11 mujeres todos los días, y con madres que pasan el resto de sus vidas buscando a sus desaparecidos.
El reto para ella y su equipo es enorme, los ojos de México y el mundo están puestos en su desempeño y en el legado que deje “la primera mujer en el poder”. Este hito no es solo un símbolo de progreso, sino una oportunidad para transformar profundamente nuestra sociedad, hoy podemos reconocer que por primera vez el futuro de México está en manos de una mujer.